Ni yo te condeno

Una mujer, sorprendida en el acto mismo del adulterio, fue traída a Jesús. Ellos la culpaban y la querían someter a juicio y castigo (morir apedreada), y con su pregunta "presionaban" a Jesús a que hiciera lo mismo. Juan 8:5 y 6 sugieren esto.

En vez de seguirles la corriente, Jesús hizo un poco de tiempo, y entonces les dijo: "el que de ustedes esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella" Juan 8:7.

El texto bíblico dice que, uno a uno, desde el más joven hasta el más viejo, acusados por su conciencia, se fueron de ahí en silencio (vs 9). Solo quedaron Jesús y la mujer. Al levantarse Jesús, y ver que todos se habían ido, le preguntó a la mujer: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella respondió: --Ninguno, Señor.

La respuesta final de Jesús deja sorprendido a cualquiera: "Ni yo te condeno; vete y no peques más". Más allá de la respuesta de Jesús, vemos su amor y misericordia. Había dicho anteriormente que Él no había venido a condenar al mundo, sino a salvarlo (Juan 3:17 y 12:47). Había dicho que quería misericordia y no sacrificio (Mateo 9:13).



Estos días hemos sido sorprendidos por la noticia de que la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos votó seis contra tres a favor de la comunidad LGBTQ, protegiendo a todos los individuos a no ser discriminados laboralmente por sus preferencias sexuales. La noticia sorprendió porque se suponía que había una mayoría de jueces conservadores (cinco contra cuatro). 

Ahora, no estoy de acuerdo con la filosofía y prácticas de la comunidad LGBTQ, pero veo con ojos favorables que la Suprema Corte haya tomado su decision con justicia para todos. Veo con buenos ojos que los jueces no se hayan dejado presionar por ninguna parte del gobierno para tomar su decision final. 

Rechazando a las personas, o legislando contra ellas no es la mejor forma de ganarlos para el Reino de Dios. El amor debe ganarle al odio, la misericordia debe prevalecer contra el juicio.

Jesús vio a la mujer necesitada de amor y misericordia antes que a la mujer pecadora. Él vio a la persona, antes que el pecado. ¿Acaso estaba Jesús a favor del pecado al otorgarle el perdón? No, Jesús seguía estando en contra del pecado, por lo que su recomendación final fue "vete y no peques más". Pero, entendiendo su misión, extendió misericordia, y perdón. Y sin duda, aquella mujer fue transformada.

Ahora, volviendo a nuestra realidad, se espera que suceda lo mismo hoy. Extiende misericordia, perdón, comprensión. Acércate para oír, mira fijamente a los ojos de las personas, dales el valor y el respeto que merecen como creados a la imagen de Dios. Verás una puerta abierta para compartir el amor de Dios en Jesucristo.

Que Dios nos use para compartir su amor, con amor.

Comentarios

Entradas populares