Actitud de gratitud



Mientras nos vamos acercando al día de acción de gracias, creo que sería un buen ejercicio ir pensando las razones que tenemos en dar gracias a Dios. Ya sabe, la familia, el trabajo, la salud, la fe y el amor de Dios a nosotros, entre otros.


Pero quiero enfocarme esta vez en desarrollar una actitud de gratitud, y no solo conformarnos con la acción de la gratitud. 


Me explico: sabemos que es fácil dar gracias cuando las cosas están bien, cuando todo es relativamente fácil y todo va “viento en popa”, como se dice en el argot marinero. Pero cuando las cosas se tornan difíciles, cuando las tormentas de la vida empiezan a golpear, y se mantienen golpeando nuestra barca por mucho tiempo, no es fácil ser agradecidos, no es fácil tener una actitud de gratitud. A eso se refería el apóstol Pablo al decir: “...den gracias en todo, porque estas es la voluntad de Dios para con ustedes, en Cristo Jesús” (1a Tes 5:18).


Para dar gracias en todo, o ”por todo” como dice otro texto paulino (Ef. 5:20), pero con la misma intención, se necesita una actitud de gratitud, es decir, una predisposición a ver lo positivo en toda situación, aún en la adversidad. Se necesita a Cristo en el corazón. Así dice Colosenses 3:15 y 17. 


Y la paz de Dios gobierne en sus corazones, a la que asimismo fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos.

Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” 


Todo esto es posible en Cristo, por medio de Cristo, por el hecho de que Cristo está en nuestra vida. 

Es así que seremos capaces de poner nuestra mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra (vs 2).


Cuando tenemos una actitud de gratitud, vernos las cosas diferentes. Es posible sacar un “Gracias Dios” en medio de la adversidad, en vez de una queja.


El corazón agradecido se estresa menos y nos hace disfrutar la paz (Fil. 4:6-7); El corazón agradecido valora más las bendiciones que las adversidades; Un corazón agradecido nos permite ver soluciones en vez de problemas; La gratitud nos hace humildes y nos ayuda a valorar lo que recibimos y tenemos; Y Dios se agrada más de un corazón agradecido.


Yo decido hoy tener un corazón agradecido y una actitud de gratitud.

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