Martes Santo: la controversia.
Entonces vinieron unos Saduceos, que no creen en la resurrección de los muertos, para hacerle una pregunta sobre la resurrección. Nuevamente, Jesús, con sabviduría y autoridad, les declara la verdad. Y los religiosos no encontraban nada con qué acusar al Señor.
Pero uno de los religiosos de Israel, al que se le reconoce por su trabajo, un escriba (eruditos que hicieron del estudio sistemático de la ley y su exposición su ocupación profesional; Mat 22:35; Luc 5:17; Luc 7:30; Luc 10:25; Luc 11:45; Luc 14:3), que les había oído disputar, se acercó y, al perecer, con sinceridad, le preguntó a Jesús sobre el más grande e importante de los mandamientos.
La respuesta de Jesús fue: "—El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. 31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos."
El escriba reconoció la autoridad y sabiduría de Cristo, diciendo: "Bien dicho, Maestro. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios".
El texto bíblico nos dice que, Jesús, entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios".
"No estás lejos...". Esas palabras significan varias cosas. Primero: Puede ser bueno. ¿Sabe cuantos fariseos y sacerdotes de Israel fueron llamados hipócritas que, no solo estaban lejos del Reino, pero que alejaban a la gente del reino de Dios. Segundo, puede ser bueno, pero NO ES SUFICIENTE. No estar lejos tampoco es estar dentro. ¿Cuántos no hay en esa situación? No viven tan alejados, pero tampoco están dentro. Quizá como el joven rico que se encontró con Jesús, quién no estaba lejos, pero que no quiso verder sus posesiones, darlo a los pobres, y seguir a Jesús.
Yo quiero aprovechar esta enseñanza de un martes en semana santa, para llamarte a una entrega total al Señor. Basta ya de poner tus condiciones, de mirar alrededor y excusarte por la hipocresía de los demás; basta ya de mirar de lejitos, de decir "amén" solo a las bendiciones y promesas, pero que no se compromete 100% con Dios y con su reino.
¿Qué pasos tienes que dar para estar dentro del reino de Dios? ¿Qué tienes que dejar? Entrégate por completo al Señor y búscalo de todo corazón.
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